¿Conviene que un empleado experimentado sea el “entrenador” de sus compañeros?
Muchas empresas deciden aprovechar la experiencia y conocimiento de algunos colaboradores para que entrenen o capaciten al resto de sus compañeros en las técnicas o temas que ellos dominan.
Esta práctica ofrece algunos beneficios a la empresa:
- Ahorro en inversión de capacitación externa,
- Flexibilidad en el manejo de horarios de capacitación,
- Motivación al personal que ve reconocido su talento,
- Los participantes observan esta buena práctica de desarrollo organizacional.
Es importante, no obstante, considerar algunos aspectos que pueden tornar desafortunado el resultado de la capacitación.
Un técnico conoce su especialidad, pero no necesariamente domina las técnicas de comunicación necesarias para lograr que su audiencia logre incorporar todo el arsenal de información que le entrega en una sesión de capacitación. Esto es, una capacitación será exitosa si los participantes desarrollan las habilidades que la empresa espera según el perfil del puesto, las necesidades de ejecución táctica y estratégica y las metas de la organización.
Además de lo concerniente a la falta de preparación en habilidades de capacitación y presentación de un colaborador determinado, es importante recordar que igualmente hay costos de oportunidad involucrados en esta decisión. Antes de usar el recurso interno para capacitar, vale la pena considerar costos, competencias y clima organizacional.
Veamos el siguiente ejemplo:
Un vendedor exitoso es frecuentemente elegido en su empresa para capacitar a los vendedores novatos. El problema es que un vendedor estrella está ocupado prospectando, haciendo visitas de ventas, solucionando problemas a sus clientes, en fin, haciendo lo que lo que ha llevado al estrellato…vender y fidelizar a los clientes de la empresa.
Para que ese entrenamiento sea provechoso sería saludable que existiera un plan detallado de entrenamiento, con objetivos explícitos y acordes con la estrategia del negocio, contenidos definidos, actividades dinámicas que ejemplifiquen los temas y lleven al logro de los objetivos.
Para que ese vendedor sea también un entrenador de equipo, debe primero formarse en las técnicas para entregar una sesión de capacitación. Erróneamente piensan algunos gerentes de empresas que después que se pueda parar frente al público y manejar el equipo audiovisual, el resto corre solo.
Es injusto con el colaborador especialista, lanzarlo sin preparación previa al ruedo de la capacitación; además que seguramente no se lograrán los objetivos deseados, se perjudica la imagen del sujeto ante su equipo de trabajo, afectando autoestima y relaciones.
Puede parecerle algo dramática esta descripción, pero nos estamos refiriendo al peor de los escenarios. Lo mejor es ir a lo seguro: si decidió utilizar el recurso interno de la empresa, entonces entrénelo en estrategias y técnicas de capacitación para obtener el mejor resultado posible y retorno de su inversión.