Cuando la empresa invierte recursos en una capacitación, considerará que la misma ha sido exitosa si los colaboradores demuestran una mejora significativa en su desempeño.
¿Qué factores garantizan que haya un retorno de la inversión en capacitación en la empresa?
Los podemos resumir en 3 factores: actitud hacia el aprendizaje, fuente de información y práctica supervisada, constante. Los analizamos a continuación.
Factor 1: Actitud
Cuando nos interesa un tema y estamos motivados en general, estamos más abiertos a toda información sobre el mismo. Así, la actitud positiva hacia una capacitación o entrenamiento que nos brinde la empresa, mejora la disposición a atender las sesiones de formación, donde adquirimos los conocimientos necesarios para el aprendizaje.
Falta de liderazgo, clima laboral deteriorado, pobres condiciones de trabajo, falta de compromiso, son algunos de los factores que influyen para que el participante de un entrenamiento profesional no implemente en su trabajo la información y conocimientos adquiridos en el curso de formación.
Resolver los aspectos del clima laboral es fundamental para lograr los resultados deseados con los programas de formación.
Factor 2: Conocimiento
Ya sea un programa de formación, un entrenamiento o taller, la capacitación continuada es un factor crucial en el mejoramiento del desempeño del colaborador y de la empresa. Todos los formatos son válidos, siempre que el contenido esté actualizado, sea pertinente a las labores del personal y esté alineado con los objetivos de la organización.
¿Por qué un colaborador no mejora su desempeño o brinda los resultados esperados a pesar de recibir capacitación pertinente y oportuna?
Un programa de capacitación brindará a la empresa los resultados deseados, únicamente, si el participante pone en práctica el conocimiento adquirido, con constancia y disciplina, desarrollando un hábito y completando así el ciclo de aprendizaje con el desarrollo de una habilidad.
Factor 3: Práctica
Cuando el colaborador ejecuta consistentemente las tareas, de la forma esperada, significa que ha adquirido un hábito. Un hábito se adquiere a fuerza de repetición constante de una conducta determinada.
Ya sea que se atendió un curso, taller, seminario, o se aprendió mediante una lectura, un video u observando a un experto en la ejecución de la tarea, si la persona no pone en práctica lo aprendido, eventualmente lo dejará de hacer o lo olvidará.
Lo que no se practica, se olvida.
Por esta razón, es crucial la figura de un acompañante en este proceso de aprendizaje: ya sea el supervisor de línea, un compañero más experimentado o un consultor externo, el aprendiz requiere apoyo para desarrollar la habilidad deseada.
El interés personal en aprender y desarrollar nuevas habilidades, la actitud, el acceso al conocimiento mediante la capacitación continuada y la práctica constante debidamente supervisada, son los factores determinantes para lograr el aprendizaje y la mejora en el desempeño de los colaboradores.