¿Estamos aprovechando todo el potencial de nuestros gerentes?

9 Oct, 2018 | Gerencia, Para Supervisores

Cuando contratamos un profesional  para un cargo gerencial, esperamos que esta persona tenga una mentalidad estratégica, que alcance consistentemente las metas de la organización, administre la operación con efectividad y eficiencia, proponga soluciones con visión a largo plazo apoyado en un equipo de colaboradores responsables y motivados, que innove y que, en resumen, añada valor a la empresa.

“No tiene sentido contratar a personas inteligentes y después decirles lo que tienen que hacer. Nosotros contratamos a personas inteligentes para que nos digan qué tenemos que hacer”

– Steve Jobs

No es infrecuente el caso de directores o gerentes generales que intervienen en la toma de decisiones operativas, desautorizando en algunos casos al superior inmediato de un colaborador e  interviniendo  en los procesos operativos diarios.  Actuaciones como estas tienden a crear un ambiente poco favorable para el fortalecimiento del liderazgo de los diversos mandos de la organización; generan confusión entre el personal al momento de atender  instrucciones o reportar resultados de tareas y proyectos varios, promoviendo un juego de poderes que distrae a los colaboradores y a la gerencia de los objetivos de la empresa.  La desmotivación que este tipo de conducta puede causar en los niveles gerenciales se reflejará en el desempeño de los indicadores de la organización.

Un profesional de este nivel requiere el apoyo de la junta directiva o de su mando superior inmediato  para implementar las estrategias y acciones propuestas,  reconociendo en todo momento su autoridad,  y no socavándola.

Si la meta es aumentar las utilidades con un crecimiento sostenido de las ventas, aumentar participación de mercado, innovar con productos o soluciones que satisfagan necesidades de los consumidores aprovechando las oportunidades en períodos de bonanza y sorteando las tempestades en las épocas de crisis, entonces conceda  a su  gerente la autoridad requerida a cabalidad, sin sabotajes ni intervenciones mezquinas.

Con roles claros, bien definidos y, sobre todo, respetados por todas las partes involucradas, un gerente totalmente empoderado hará absolutamente todo lo necesario para alcanzar las anheladas metas.

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